martes, 17 de mayo de 2016

Himno Nacional del Ecuador.


Himno Nacional del Ecuador.
¡Salve, oh patria! es el Himno Nacional de la República del Ecuador. Consta de 6 estrofas y un coro, de las cuales únicamente se cantan la segunda estrofa y el coro. Su letra fue escrita por Juan León Mera y su música fue compuesta por el compositor francés Antonio Neumane, quien se inspiró en la del Himno a Pío IX de Gaetano Magazzari. El himno tuvo algunos proyectos de reforma hasta alcanzar su fijación definitiva e intangibilidad en 1948. Fue oficialmente estrenado el 10 de agosto de 1870 durante la segunda presidencia de Gabriel García Moreno.
Es la composición musical patriótica que representa al país y que, junto con la bandera y el escudo, tiene la categoría de símbolo patrio.
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Autores
El poeta ambateño Juan León Mera Martínez (nacido el 28 de junio de 1832) escribió la letra del Himno Nacional del Ecuador. Luego la envió al francés Antonio Neumane Marno (nacido el 13 de junio de 1818) para que le pusiera música.


Himno
CORO
¡Salve, oh Patria, mil veces! ¡Oh Patria!
¡gloria a ti! Ya tu pecho rebosa,
gozo y paz, y tu frente radiosa
más que el sol contemplamos lucir.
ESTROFAS
I
Indignados tus hijos del yugo
que te impuso la ibérica audacia,
de la injusta y horrenda desgracia
que pesaba fatal sobre ti,
santa voz a los cielos alzaron,
voz de noble y sin par juramento,
de vengarte del monstruo sangriento,
de romper ese yugo servil.
II
Los primeros los hijos del suelo
que, soberbio; el Pichincha decora
te aclamaron por siempre señora
y vertieron su sangre por ti.
Dios miró y aceptó el holocausto,
y esa sangre fue germen fecundo
de otros héroes que, atónito, el mundo
vio en tu torno a millares surgir.
III
De estos héroes al brazo de hierro
nada tuvo invencible la tierra,
y del valle a la altísima sierra
se escuchaba el fragor de la lid;
tras la lid la victoria volaba,
libertad tras el triunfo venía,
y al león destrozado se oía
de impotencia y despecho rugir.
IV
Cedió al fin la fiereza española,
y hoy, oh Patria, tu libre existencia
es la noble y magnífica herencia
que nos dio, el heroísmo feliz;
de las manos paternas la hubimos,
nadie intente arrancárnosla ahora,
ni nuestra ira excitar vengadora
quiera, necio o audaz, contra sí.
V
Nadie, oh Patria, lo intente. Las sombras
de tus héroes gloriosos nos miran,
y el valor y el orgullo que inspiran
son augurios de triunfos por ti.
Venga el hierro y el plomo fulmíneo,
que a la idea de guerra y venganza
se despierta la heroica pujanza
que hizo al fiero español sucumbir.
VI
Y si nuevas cadenas prepara
la injusticia de bárbara suerte,
¡­gran Pichincha! prevén tú la muerte
de la Patria y sus hijos al fin;
Hunde al punto en tus hondas entrañas
cuanto existe en tu tierra el tirano
huelle solo cenizas y en vano
busque rastro de ser junto a ti.